Los espacios de encuentro de los adolescentes desde un enfoque de salud integral

Redactado un Lunes 24 de Noviembre del 2008

“¿Cómo es posible crear Arquitectura sin pensar en los seres que la habitan, la transforman, la viven y la dotan de energía?” Cita Personal

La Arquitectura debe responder a las necesidades físicas, sociales y mentales, de los seres humanos. Pero, a pesar de esta consideración básica, vivimos y recorremos espacios que parecen diseñados para seres sin emoción, sin relaciones y sin humanidad. ¿Qué ha sucedido con nuestros espacios vivenciales? ¿Para quién son diseñados estos espacios? ¿Cuál es su fin?

El espacio construido, más que ser un fin en sí mismo, es un medio. Es el escenario para la interacción saludable de los seres humanos, entre ellos y con el medio ambiente. A nivel de salud mental y social, el espacio debe promover y afectar positivamente a los seres humanos.  Es el espacio arquitectónico –y urbano—el escenario en donde se desarrolla el “mundo de la vida”, concepto de la fenomenología, definido por Alfred Schütz (1970) como “el conjunto de las experiencias cotidianas y de las orientaciones y acciones por medio de las cuales los individuos persiguen sus intereses y asuntos, manipulando objetos, tratando con personas, concibiendo planes y llevándolos a cabo”(Schütz, 1970). La arquitectura busca continuamente mejorar la calidad de vida de ese ‘mundo’, en el que se construye la identidad individual y la social.

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